"Escucha Hermano, Hermana"

02.06.2013 18:37

/album/fotogaleria-escucha-hermano-hermana27/estrella-jc-jpg29/

Etiqueta 28

Sin embargo, por el poco tiempo que nos damos para conocer de Dios por medio de conocer a Nuestro Señor Jesucristo a través de la reflexión y meditación en su Palabra para recibir el discernimiento espiritual de ella, nos aferramos al conocimiento tradicional de hombre que nos ha dominado por mucho tiempo en la ciencia, en la tecnología, en todas las áreas del saber humano, pero sobre todo en nuestras creencias religiosas o espirituales.
Esto se da porque necesitamos creer en algo y nos dejamos manipular por esas tradiciones que nos va llevando de la mano en la búsqueda del conocimiento que nos acerque a la verdad que tal vez inconscientemente rechazamos.
Estas reflexiones pretenden ser el camino que lo lleve a conocer la verdad; y de lo que se trata, es de invitarlo a despertar a la vida verdadera según el Nuevo Testamento, reflexionando y meditando profundamente en él y en compañía de quienes así lo quieran, para que el Poder de Dios a través de Nuestro Señor Jesucristo pueda manifestarse de una manera real y efectiva en usted, en mí, y en cualquier persona que esté dispuesta a comprobarlo por si misma, siguiendo disciplinadamente las indicaciones contenidas en el Nuevo Testamento guardando y enseñando a cumplir con fidelidad la Palabra de Jesús como la voluntad de Dios.
Recordemos nuestra niñez hasta donde nos permita la memoria, recordando el trato que recibimos de todos los que nos rodearon; de pequeños amigos nuestros, de los vecinos con los que convivimos, de familiares como tíos, primos, hermanos, etc. de nuestros condiscípulos, de nuestros profesores, y por supuesto de nuestros padres o de quien hayamos dependido afectuosa y económicamente, así como de los ambientes en que nos desenvolvimos y desarrollamos, ya que de todos ellos recibimos cierta influencia, que quiérase o no, marcaron el rumbo de nuestra actual forma de vida.
Esos momentos de nuestra niñez en que muchos teníamos le plena seguridad de que nuestros padres todo lo podían y todo lo sabían, aún cuando muchos no sintieran que fueran amados por cualquiera de ellos como hubiesen deseado, fueron muy importantes para nuestro desarrollo como personas, ya que todo lo que aprendimos de ellos en esa etapa importantísima de nuestra vida sirvieron de base para nuestro comportamiento futuro en todas las áreas de nuestra vida personal, ya que toda la información y la enseñanza que recibimos de ellos, positiva o negativa, la adoptamos como algo normal aunque no nos agradara en función de ser nosotros quien la recibiera, sin embargo, todo, absolutamente todo, quedó registrado en nuestra mente tierna e inocente, y que por lógica, eso hizo que influyera en gran manera en nuestro crecimiento físico, material y espiritual.
Posteriormente empezamos a vivir muchos de nosotros, porque no podemos decir que todos, la etapa tal vez más difícil de nuestra existencia, una etapa que nos confundió en forma tremenda, ya que muchos de nosotros, pienso que la inmensa mayoría, no estábamos preparados para esa dolorosa transición, dolorosa porque en ese periodo de cambio natural, nuestros valores empezaron a cambiar, ya que comenzábamos a dejar de ser niños para empezar a ser jóvenes, así, que nuestro comportamiento en esa etapa difícil de nuestra vida, aumentada por los recuerdos de nuestra niñez, fluctuaba entre un niño caprichoso y un joven necio que hizo que tuviéramos diferencias profundas con nuestros padres y con todos los adultos en general, lo que nos hizo sufrir e hicimos sufrir a las personas de nuestro entorno porque no compartían nuestras inquietudes y nuestra especial forma de pensar, pero que gracias a los valores positivos que rescatamos en nuestra niñez, hicieron que muchos de nosotros tratáramos de encontrar respuestas a tantas interrogantes que nos acosaban.
Quien no recuerda que en algunos momentos de esa etapa de nuestra vida nos preguntábamos:
¿Cuál es el motivo de mi existencia?
¿Porqué nadie me entiende ni me comprende?
¿Cuál es la finalidad de mi vida si todo y todos me parecen tan confusos?
¿Porqué están todos en contra mía?
¿De verdad me querrán mis padres?
Y la pregunta obligada de los $ 64,000.00  esa edad:
¿Existe Dios?
En fin, fueron tantas y tan variadas nuestras inquietudes y preguntas a esa edad que parecían no tener respuesta, o cuando menos no las que queríamos escuchar en esos momentos, y que la mera verdad ni siquiera queríamos escucharlas, pues en cuanto se presentaban las empezábamos a cuestionar todas o casi todas porque no iban de acuerdo a nuestra forma de pensar como jóvenes, ya que creíamos que lo que en realidad querían nuestros padres y todos los adultos que pensaban como ellos, era limitarnos en nuestras actitudes, en nuestra forma de pensar, de vestir, y sobre todo de expresarnos, pero al cuestionar lo antes dicho, es cuando comienza a surgir en nosotros el afán de encontrar nuestras propias respuestas, que no soluciones; y es precisamente en esos momentos de reflexión, cuando empezamos a despertar al deseo de investigar todo sobre lo que no nos llena de nuestro comportamiento y el comportamiento de los demás, niños, jóvenes y adultos, porque de alguna manera estas inquietudes nuestras, están afectando nuestras relaciones con nuestros padres y con todos los que nos rodean, y aunque aparentemente uno disfruta de esas situaciones porque les da uno un tinte burlón, no es así, ya que el descontento lo sentimos inclusive en contra de nosotros mismos, ya que nos damos cuenta de que algo no anda muy bien que digamos en nuestras relaciones con los demás, y ese sentimiento de rechazo mutuo, es el motor que a muchos nos impulsa a buscar y a tratar de obtener la mayor información posible, por cualquier medio de estudio hablado o escrito, para esbozar aunque sea de manera ligera, eso que no nos deja satisfechos y que está causando que nuestro comportamiento esté afectando, mas que a nadie, a nosotros mismos.

 

Fotogalería: "Escucha Hermano, Hermana"