"Escucha Hermana, Hermano"

02.06.2013 15:49

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¿Que provocó en el ser humano esta desobediencia? Veamos:
1.- Le permitió la entrada al pecado a través de la desobediencia al mandato de Dios y al que se le conoce desde entonces como el pecado original.
2.- Se echó encima el enorme peso de decidir por si mismo lo que quería o no quería hacer, esto es, el libre albedrío.
3.- Conoció del miedo que castiga.
4.- Conoció la verguenza que le hizo sentirse incómodo.
5.- Sufrió el rechazo de Dios al ser separado del Edén.
6.- Fue enviado a la tierra maldecida por Dios y colocado de esta manera en el polo negativo.
7.- Comenzó a conocer de la Ciencia, del bien y del mal, lo que lo hizo sentirse autosuficiente para alejarse de Dios y casi olvidarse de su origen espiritual al permitir dejarse atrapar por todo lo material.
Como podemos apreciar, por la desobediencia de la mujer al mandato de Dios entró el pecado al mundo y el hombre comenzó a vivir su vida como mejor le parecía e imponiéndose la decisión de haberse apartado de Dios al no obedecer su mandato.
Esta situación, condujo a que por mandato de Dios, Moisés diera al hombre, (al ser humano), leyes que tendría que cumplir sin permitírsele desviarse para poder ser escuchado por Dios, o por el contrario, seguiría en las tinieblas a las que fue enviado por haber utilizado su libre albedrío para anteponer las cosas de este mundo en menosprecio a las cosas del mundo espiritual de Dios.
Esta obediencia a la Ley de Moisés, fue utilizada posteriormente para imponer una autoridad de hombre en las cosas de Dios, aplicando normas, enseñanzas y mandatos de hombre para reconocerse a si mismo menospreciando su verdadera identidad en Dios. Esta Ley la destinó Dios para que el hombre conociera del pecado y sus consecuencias al colocar lo material sobre lo espiritual, es decir: conociera el miedo, la verguenza, el rechazo, la contienda, la ambición, la envidia, la soberbia, la miseria espiritual, la incertidumbre, el egoísmo, etc., etc., y así fuera siendo enseñado y preparado para esperar a su debido tiempo, las Buenas Nuevas anunciadas por boca del Profeta Isaías cuando dice:
"Sepan que una virgen concebirá y dará a luz un hijo y los hombres lo llamarán Emmanuel, que significa Dios con nosotros."
Sabiendo Dios que el hombre en su condición humana, física y materialista y su formación religiosa tradicional, nunca podría por si mismo cumplir con la Ley que lo llevaría de vuelta al Paraíso dispuso, que si por una mujer entró el pecado y dio origen a la Ley que condenaba al hombre, por otra mujer entraría la gracia del perdón de Dios que lo libertaría de esa condenación. Esa maravillosa mujer por la gracia de Dios fue la virgen María, mujer formada en la santidad, mujer que Dios escogió desde el vientre de su madre, y aún desde antes para que fuera el canal bendecido por el cual naciera el Hijo del Hombre al que el Padre confirmó a su tiempo como su Hijo Unigénito. Por eso su Palabra dice en boca del Apóstol Pablo:
"Pero, escúchenme, En una casa el hijo ya es dueño de todo, pero mientras es niño en nada se diferencia del esclavo. Está sometido a quienes lo cuidan y se encargan de sus asuntos hasta le fecha fijada por su padre. Lo mismo nosotros, pasamos por una etapa de niñez y estuvimos sometidos a las fuerzas y principios que rigen al mundo. Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, el cual nació de mujer y fue sometido a la Ley, con el fin de rescatar a los que estaban sometidos a la Ley, para que así llegáramos a ser hijos adoptivos de Dios. Ustedes ahora son hijos; por esta razón, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre ¡ Papaíto!. Así pues, ya no eres esclavo, sino hijo, y tuya es la herencia por gracia de Dios. En otros tiempos no conocían a Dios, y sirvieron a los que no son dioses. Pero ahora que ustedes conocieron a Dios, o más bien, que él los ha conocido, ¿cómo pueden volverse a cosas miserables y sin fuerza? ¿ Otra vez quieren someterse a ellos?. Ya que vuelven a observar días y meses y tiempos y años, me hacen pensar que me haya fatigado inútilmente"
Gálatas cap. 4: versículos del 1 al 11
Reflexionemos:
¿Es usted de las personas que prefieren seguir dejando toda la responsabilidad de sus asuntos espirituales en quienes lo cuidan y lo alimentan de la Palabra, porque no ha querido, o no ha tenido tiempo para crecer espiritualmente a través del estudio, reflexión y meditación en la enseñanza de Jesús y por lo mismo sigue permaneciendo en esa etapa de niñez?

 

 

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