"Escucha Hermano, Hermana"

02.06.2013 18:12
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Etiqueta 22

Cuando nosotros empezamos a notar; si es que estamos en condiciones de hacerlo, de que algo no está funcionando de acuerdo a como lo habíamos pensado, trataremos de corregir esas situaciones de cambios de conducta en nuestros hijos, que más que nada dificultan la comunicación que debería haber entre padres e hijos. Estas situaciones se dan por nuestra ignorancia con respecto a esos cambios hasta cierto punto naturales en el ser humano, que traen como consecuencia, que nuestras propias fallas como padres de familia se vean aumentadas, ya que el diario acontecer en nuestras vidas nos va colocando repetidas veces en situaciones de angustia, de desesperación, de frustración, de contienda, y de todo lo demás que nos preocupa, y somos distraídos, de tal manera, de esos nuestros primeros pensamientos tan positivos de todo lo que deseamos para nuestro hijo cuando nació, que inconscientemente dejamos al garete y sin control a esa nueva vida que en su momento fue lo más maravilloso e importante para nosotros. Esos momentos en los que tratamos de retomar el control en nuestro hijo para corregir su rumbo, son de una fuerte y terrible angustia, ya que esas situaciones por las que atravesamos hacen preguntarnos, ¿que pasó?, ¿en que fallé?, sin darnos cabal cuenta, de que la actitud hacia nuestro hijo, avalado por las situaciones negativas en que nos vimos y nos vemos expuestos a cada momento en nuestras vidas, no ha sido congruente con nuestros buenos deseos, con esos maravillosos pensamientos que surgieron incontenibles ya desde antes y que se reforzaron en ese preciso momento de su nacimiento, y, de repente, despertamos y caemos en la cuenta de que lo que está sucediendo en esa vida, de la cual tenemos que responder ante Dios, ante la sociedad, y ante la familia, se debe primordialmente a un descuido sin duda tradicional y por lo mismo inconsciente, pero al fin descuido, que hace que la situación por la que atravesamos regularmente los padres de familia, se torne más difícil de lo que realmente hubiera sido si hubiéramos tenido la capacidad espiritual de prevenirlo.
Dios permite que poco a poco tengamos acceso al conocimiento de Dios y a la Mente de su Sabiduría para iniciarnos en el conocimiento acerca de la importancia que nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo deben de tener en la condición del ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios, y a los que no les hemos dado el lugar exacto que les corresponde por la tradicional ignorancia que nos viene acompañando casi desde siempre, y esa misma ignorancia, se ha convertido en el puente para que por él pasen toda clase de personas que manipulan nuestra mente sorprendiéndonos con sus "vastos y abundantes conocimientos científicos, tecnológicos, religiosos o espirituales, esotéricos u ocultos" o con sus poderes psíquicos o mentales, mismos que no negamos o afirmamos, pero que a la mayoría de los que nos decimos creyentes de Jesús y que aún no hemos cimentado nuestra fe, nos confunden aún más de lo que pudiéramos estar, y por desgracia nos siguen manteniendo en esa ignorancia ancestral que nos ha vuelto ciegos, ciegos por esas vendas espirituales negras y gruesas colocadas en nuestra mente espiritual positiva, que no nos permiten disponernos a conocer, como verdaderos cristianos, lo que Dios a través de Jesús nos manifiesta en su Palabra, ni a darnos cabal cuenta de que lo único que quieren la mayoría de esas personas, es aprovecharse de esa confusión y de esa ignorancia para sus muy particulares intereses, ya sea de reconocimiento personal o aprovechamiento material y económico.
Recordemos que todo lo que aquí se está exponiendo, solo tendrá valor si es despertado en quien lo esté leyendo, el interés para leer, estudiar, reflexionar y meditar profundamente lo que la doctrina de Jesucristo nos revela en su Palabra contenida en el Nuevo Testamento.
Prosigamos: Deberíamos de tomar en cuenta, que todos los problemas que nos afectan a padres e hijos, se debe primordialmente a que desde un principio todo lo aplicamos con un sentido y un significado materialista en todas las cosas, es decir, la preparación y educación que recibimos y que después inculcamos en nuestros hijos, está enfocada y dirigida en ese sentido, puesto que nosotros como seres humanos nacemos, vivimos, crecemos, nos reproducimos, gozamos, sufrimos y morimos en este mundo en el que estamos inmersos desde que nacemos, y desde que la primera pareja se vio seducida en la mentira de que podrían ser autosuficientes al conocer de la ciencia, del bien y del mal. Esta situación es la que hace que nuestro cuerpo y nuestra mente en el alma se corrompan de tal manera, que hace que ignoremos, y por lo mismo no veamos, la enorme necesidad y la tremenda importancia de despertar a la consciencia, desde la mas tierna edad, a la más importante y desdeñada personalidad del ser humano, el espíritu, para que la preparación que se reciba empiece de forma correcta según el Nuevo Testamento, es decir, que cuando, en el ser humano se despierte la capacidad de razonar, es cuando nos deberíamos de ocupar por transmitir todo conocimiento en el orden de Dios y no en el orden de hombre.
En primer lugar, espiritual, para poder entender toda la enseñanza humana como algo que Dios tiene para nosotros y a quién deberíamos darle en primerísimo lugar la gloria, el honor y la alabanza, agradeciéndole y pidiéndole que utilice esos conocimientos para llevar a cabo su plan para el hombre.
En segundo lugar, mental, ya que el alma se encuentra en el mundo o dimensión espiritual donde se desarrolla la mente humana y el lugar en donde se recibe todo el conocimiento sin principio ni fin que mana de la Mente de Dios, y por añadidura, todo el conocimiento que mana de este mundo tradicional y materialista.
En tercer lugar, corporal, ya que nuestra mente transmite y siembra en nuestro cerebro la forma de conocer las profundas maravillas del Reino de Dios y las maravillas de este mundo material, para que, conociendo lo anterior, disfrutemos en armonía con todo lo que nos rodea para no continuar viviendo en el descuido, en la ambición, en la soberbia y en la violencia tradicional humana, todo lo cual podríamos evitar si en lugar de hacer las cosas con los mandamientos y enseñanzas de hombre en el Nombre de Dios, las hacemos con los mandamientos y enseñanzas de Dios a través de la Palabra de Jesús para que el cuerpo actúe de acuerdo al orden y para el propósito de Dios.
La preparación espiritual debería de ser la base primordial de todas las enseñanzas, ya que en ella se encierra el conocimiento total para encontrar la verdadera razón y el motivo fundamental de nuestra existencia.
Veamos, si preguntáramos a alguna persona que ha sobresalido en todas sus empresas en una forma excepcional a base de esfuerzo, trabajo y sacrificio, o valiéndose de artimañas o abusos, si tiene alguna necesidad teniéndolo todo en lo material?, sin duda, usted como yo hemos escuchado la respuesta que muchas de ellas darían, ya que a pesar de todas las riquezas en dinero o posesiones que han acumulado, no han podido encontrar esa paz y tranquilidad que han buscado de esa manera. La realidad, es que la base de la educación y aprendizaje del hombre se ha centrado casi al cien por ciento en lo material para sobresalir en esta vida de cualquier forma y manera, y que la educación espiritual se ha limitado a la enseñanza tradicional humana en la que se piensa que con asistir irregularmente a las Iglesias para recibir la Palabra de Dios sin tener que dar nada a cambio, salvo en lo económico o en lo material, es suficiente para estar cumpliendo con la voluntad de Dios.
Lo que pasa, es que el hombre aún cuando se diga cristiano, siempre ha mostrado poco o nulo interés en la lectura, estudio y meditación de su Palabra en el Nuevo Testamento, y se ha conformado con creer que existe un Dios en Santísima Trinidad que todo lo puede, que todo lo sabe, y que nos ama sin condiciones. Esta forma tradicional de ver las cosas de Dios, nos ha estado desviando en una manera preocupante de la verdadera esencia espiritual de la Palabra de Dios a través de Jesús, ya que nos hemos dejado conducir por senderos más largos para tratar de conocer nuestra verdad existencial según el Nuevo Testamento, y además, nos anima a hablar de lo que ignoramos profundamente.
Así es, mucha gente cree en Dios de acuerdo a la religión que profese, o a los estudios a los que haya tenido acceso, pero la verdad, es que no sienten ninguna comunicación fluida y constante, así como tampoco ninguna relación auténtica con El. Esto se debe primordialmente a que nuestra educación y relación materialista es tan poderosa que nuestra mente fue educada para limitar, y aún anular de nuestro ser, todo acercamiento espiritual con Dios que no sea en la forma tradicional autorizada por el hombre, lo que nos impide ver, que a través de guardar fidelidad a la Palabra de Jesús, descubriremos las riquezas espirituales sin fin por medio de las cuales recibiremos la provisión a todas nuestras necesidades.

 

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